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Cuando
se habla del corazón, miles de imágenes
poéticas vienen a la mente, e inmediatamente
se relaciona este órgano con la fuente
de fuerza y emociones del ser humano. Es
bien sabido también que el corazón,
metafóricamente, puede enfriarse
o romperse.
Si bien, visualizar de esta manera el corazón
corresponde a una imagen poética,
no necesariamente se aleja tanto de la realidad.
El corazón está en el centro
del sistema cardiovascular, por lo que una
persona con un corazón vigoroso,
generalmente se va a sentir animada y llena
de energía desde la cabeza hasta
la punta de los pies. Por el contrario,
una persona con un corazón débil
o frágil, va a tender a sentirse
cansado, débil o enfermo.
De esta manera, se confirma la necesidad
de tener un corazón poética
y fisiológicamente fuerte; claro
que el corazón es sólo una
parte de lo que se denomina el sistema cardiovascular,
que sólo funcionando bien en conjunto
nos va a dar esta sensación de bienestar.
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¿Que
es el sistema cardiovascular?
El
sistema cardiovascular o circulatorio
tiene como función principal el
aporte y remoción de gases, nutrientes,
hormonas, etc. de los diferentes órganos
y tejidos del cuerpo, lo que se cumple
mediante el funcionamiento integrado y
coordinado del corazón, los vasos
sanguíneos y la sangre.
¿Cómo
funciona el sistema cardiovascular?
El
corazón en un órgano pequeño,
del tamaño aproximado del puño
de la mano, localizado en la mitad y un
poco más a la izquierda de la cavidad
torácica, sitio denominado mediastino.
Uno cree y siente que el corazón
está completamente al lado izquierdo
del pecho, pero esto se debe a que en este
sector, el órgano se acerca mucho
a la superficie del cuerpo, por lo que es
más fácil sentir o incluso
escuchar los latidos ahí.
La estructura del corazón es relativamente
simple. Sus paredes están formadas
por tres capas; la más externa es
una membrana llamada epicardio; la media,
el miocardio, corresponde a la capa muscular
del corazón, que a diferencia de
otros músculos del cuerpo, tiene
la capacidad de contraerse rítmicamente,
pudiendo así responder a los impulsos
eléctricos de este órgano;
la capa más interna se denomina endocardio
y reviste además las válvulas
del corazón.
El
corazón está dividido
internamente en dos mitades (derecha
e izquierda) mediante una capa muscular
denominada tabique. Cada una de
estas mitades tiene una cámara
superior recolectora de sangre (“aurícula”)
y una cámara inferior de
bombeo (“ventrículo”),
teniendo así, un total de
cuatro cámaras cardíacas.
Cada lado del corazón cumple
tareas distintas, pero coordinadas
entre sí. El lado derecho
recibe a través de las venas
cavas, superior e inferior, la sangre
con bajo contenido de oxígeno
y la expulsa hacia los pulmones
para que se cargue de este gas.
El lado izquierdo, por el contrario,
recibe por las venas pulmonares,
la sangre cargada de oxígeno
desde los pulmones y la bombea hacia
el resto del cuerpo. |
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Para
cumplir con estas tareas, las aurículas
y los ventrículos trabajan de manera
coordinada en lo que se denomina el ciclo
cardiaco. La aurícula recibe la sangre
y la traspasa al ventrículo, funcionando
de esta manera como un reservorio, para
que siempre haya sangre lista para ser bombeada
al organismo. Para regular que el flujo
de sangre entre las aurículas y los
ventrículos sea siempre unilateral,
existen las denominadas válvulas
aurículo-ventriculares; la del lado
derecho se llama tricúspide y la
del lado izquierdo bicúspide o mitral.
Existen además otras dos válvulas
en el corazón, las semilunares (pulmonar
y aórtica), que se encuentran a la
salida de cada ventrículo, evitando
que la sangre se devuelva al corazón
una vez que ya ha sido bombeada desde los
ventrículos. El ventrículo
derecho bombea la sangre a través
de la válvula pulmonar, hacia las
arterias pulmonares, que llevan la sangre
a oxigenarse al pulmón. El ventrículo
izquierdo bombea la sangre a través
de la válvula aórtica, hacia
la arteria aorta, que distribuye la sangre
oxigenada por todo el organismo.
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Para
que el ciclo cardiaco se lleve a
cabo, el corazón está
dotado de un complejo sistema de
conducción eléctrica,
que funciona mediante estímulos
y respuestas. Este ciclo se origina
espontáneamente en una estructura
llamada nodo sinusal, ubicado en
la aurícula derecha. Este
impulso se trasfiere por una senda
eléctrica predeterminada
hacia el nodo aurículo-ventricular,
que se encuentra entre las cámaras
superior e inferior del lado derecho.
Desde acá se genera una onda
eléctrica que se trasfiere
secuencialmente por todo el miocardio,
generando así un latido cardiaco
ordenado y rítmico.
El latido cardiaco tiene dos fases:
la diástole y la sístole.
Durante la diástole, el corazón
se relaja y las cavidades se llenan
de sangre. |
Durante
la sístole, en cambio, el músculo
cardiaco se contrae y la sangre es expulsada
del corazón hacia la arteria aorta.
Esta arteria es la principal de las arterias
mayores, que llevan la sangre hacia los
diversos territorios. La elasticidad de
las arterias mayores es un factor determinante
de las características del flujo
de la sangre y de la presión arterial.
Más pequeñas que estas arterias,
se encuentran las arteríolas que
distribuyen la sangre a los distintos órganos,
según la necesidad del momento. Los
vasos más pequeños, corresponden
a los capilares, a través de los
cuales se produce el intercambio de gases,
agua y otros elementos, en los tejidos.
Cuando la sangre ya le ha entregado sus
nutrientes a los tejidos, se devuelve por
los capilares hacia las venas, que contienen
la mayor parte del volumen sanguíneo
y lo devuelven al corazón.
Todo
este sistema, tiene como función
movilizar y distribuir la sangre
hacia el organismo, ya que todos
los órganos, tejidos y células
del cuerpo necesitan este elemento
para la supervivencia. El mayor
componente de la sangre es agua,
en la cual se mantienen suspendidos
los tres tipos de células
que existen en ella: eritrocitos
(glóbulos rojos, transportan
el oxígeno), leucocitos (glóbulos
blancos, son las defensas del organismo)
y plaquetas (participan en los procesos
de coagulación). La sangre
contiene además, colesterol,
hidratos de carbono, proteínas,
hormonas y gases como el oxígeno
y el nitrógeno. |
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El
corazón, por mantenerse activo constantemente,
es el órgano que requiere de la mayor
estabilidad en la irrigación sanguínea,
por lo que está previsto de un sistema
de circulación propio muy completo,
la circulación coronaria, compuesta
por las dos arterias coronarias (izquierda
y derecha).
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Éstas
se originan en la base de la arteria
aorta, y se van dividiendo en diferentes
ramas que rodean completamente al
músculo cardiaco, nutriéndolo
así con sangre oxigenada.
La arteria coronaria derecha nutre
de sangre principalmente al lado
derecho del corazón. La arteria
coronaria izquierda se divide en
dos grandes vasos que irrigan la
mitad izquierda del corazón:
la arteria descendente izquierda
anterior y la arteria coronaria
circunfleja. Estas arterias son
apoyadas por un complejo sistema
de circulación colateral
que aumenta la irrigación
en la zona, cuando las arterias
coronarias se obstruyen. |
Otros
órganos que apoyan de manera
muy cercana el funcionamiento del
sistema cardiovascular, son los
riñones, el hígado
y el sistema nervioso. Los riñones
actúan filtrando la sangre,
extrayéndole agua, sodio,
potasio y otros componentes, regulando
así la cantidad de agua en
el organismo y el equilibrio ácido-base
de la sangre. El hígado recibe
una gran cantidad de sangre, de
la cual tiene la capacidad de extraer
y aprovechar la energía;
se encarga además de purificarla
de sustancias tóxicas incluyendo
las ingeridas por alimentos, alcohol
y medicamentos o drogas. El sistema
nervioso mantiene un contacto constante
con el sistema cardiovascular, y
ayuda a regular la composición
química de la sangre, la
presión arterial, y la respuesta
cardiovascular a cambios en el medio
interno y/o externo. |
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